Porqué es necesaria la gestión del color.
Gestionar el color implica tener un control sobre él desde el momento que creamos una imagen con cualquier dispositivo digital (sea cámara, respaldo o escáner) hasta que la “exteriorizamos” a través de una pantalla de ordenador o una impresora, de manera que podamos mantener una coherencia de colores en todo momento y volverlos a reproducir con idénticas características cuando precisemos.
Esto es debido a que la interpretación de los colores por los sensores digitales (incluso del mismo modelo y de la misma marca) no se produce de la misma manera, debido a varios factores (proceso de fabricación, etc.), incluso no todos los monitores están calibrados, ya que también dependen de muchos factores. Todo ello dentro de un espacio de color RGB. Si a esto añadimos que las impresoras utilizan un espacio de color diferente (CMYK -Cian, Magenta, Yellow y Black - ) no encontramos que sin una buen gestión del color lo que veamos en pantalla será diferente a lo que hemos capturado, y mucho más diferente a lo que imprimamos. Es necesaria una buena calibración del monitor (los sensores digitales no se pueden calibrar ) para conseguir concordancias entre lo que capturamos y lo que vemos en pantalla o impreso.
¿Qué es un espacio de color?
Se ha comentado anteriormente que cada dispositivo, según su calidad y según utilicen luz o pigmentos, es capaz de representar una gama más o menos amplia de colores, lo que se conoce como espacio de color que es definido arbitrariamente por el creador de cada dispositivo y, en muchos casos, será aceptado o no en función de su utilidad. Los lenguajes de codificación de los colores en cada espacio son varios: RGB, CMYK, CIE-Lab, HSB, etc. y sus códigos son interconvertibles.
Por ejemplo un amarillo Pantone 123: en RGB tiene unos valores de 255, 199, 38 – escala de 0 a 255 por canal, es decir 256 bits por canal – en CMYK tiene valores de 0, 25, 86 y 0 – valores en % de tinta por cada una de ellas, escala obviamente de 0 a 100 – y en HSB 45, 85, 100 – el primer dato en grados, y los otros dos en porcentajes (Hue, Saturation, Brightness o Tono, Saturación y Luminancia) –.
La clasificación de los espacios de color suele hacerse en función de que utilicen luz o pigmentos:
- RGB: Sistema utilizado por los dispositivos que utilizan luz (escáneres o pantallas) y que obtiene los diferentes colores por mezcla aditiva de los tres colores primarios rojo (R), verde (G) y azul (B) y del que existen varios tipos:
- sRGB
- (sRGB IEC 61966-21)
- Colormatch RGB
- Apple RGB
- Adobe RGB
- Bruce RGB
- WideGamut y CIE-Lab
- PAL o NTSC
- scRGB o sRGB64
- CMY o CMYK: Utilizados en los dispositivos de impresión que utilizan pigmentos y la diferente gama de colores se obtiene por sustracción de los colores primarios anteriores (rojo, verde y azul) o por adición de los secundarios aditivos: Cian (C), magenta (M), amarillo o yellow (Y) y negro o black (K), primarios en estos casos. En teoría la mezcla de las tres tintas en cantidades iguales daría el negro, pero se utiliza una tinta más (la negra propiamente dicha) para oscurecer los tonos. Ejemplos: Euroscale, Tokyo; SWOP, etc. La gama de colores que representa es más estrecha que en el caso del sRGB.
¿Qué es un perfil ICC?
Un perfil ICC es archivo que contiene una serie de datos que corresponden a una determinada interpretación del color o del espacio de color en que trabajemos.
En primer lugar necesitamos espacios de color independientes de los dispositivos (CIE-Lab y otros) y unas herramientas llamadas CMM o Color Matching Module (ICM en Windows y Colorsync en Macintosh o Photoshop) capaces de transformar la información de color de los diversos dispositivos a estos espacios de color independientes de los dispositivos, lo que permitirá dicho entendimiento. Para ello a cada imagen se le añade una marca, conocida como perfil ICC, que identifica el espacio de color en el que esa imagen esta representada. La CMM leerá el ICC de la imagen captada por, pongamos por ejemplo una cámara digital, y lo transformará al espacio de color dispositivo-independiente (creando otro ICC), para posteriormente volverlo a transformar al espacio de color de, por ejemplo, una impresora. De esa manera conseguimos mantener la máxima coherencia de colores entre los diversos dispositivos.
El proceso, pese a todo no es tan sencillo. El método más profesional consiste en no fiarse completamente de los perfiles ICC con que los fabricantes dotan a sus dispositivos y crear perfiles personalizados. Es lo que se denomina calibrado-perfilado de dispositivos mediante software e instrumentación específica.